20 de diciembre de 2009

FELICES FIESTAS PARA TODOS/AS

Aprovechad para descansar, disfrutar de la familia y amigos, viajar y en vuestros ratos libres, un poco de intervencion...

6 de diciembre de 2009

Por si alguien aun no lo tiene CLARO, yo lo Ah CLARO!

Hoy, segundo día de un puente cargado de sensaciones, continúo revisando uno por uno el trabajo de los/as alumnos/as a través de sus Blogs.
Que manera más curiosa de conocer, entender, relacionarse y trabajar, pero sobre todo de aprender…
Muchos/as de vosotros manifestáis abiertamente la inquietud que os produjo el primer día y por defecto la presentación de una asignatura cuyo nombre es tan laaaaargo que íbamos a pasar todo el curso para entenderlo.
Aun no estamos a mitad de curso y la mayoría de vosotros ya lo entiende…a su manera. Cada cual tiene un lugar donde ejercer su libertad bien entendida, cada uno tiene un hueco, cajón, rincón que lo llamáis muchos.
No puedo evitar sonreir al leer la incertidumbre que en su día reflejaban vuestras caras y miradas, pero ahora todo está cambiando. Ha llegado el momento de explicar y justificar porque todo se hace por alguna razón.
Hablemos pues de Geometría de la vida cotidiana.
Si yo espero de vosotros que en junio dibujéis cuadrados, no podré quejarme luego de tener que ver 200 cuadrados.
Si yo espero de vosotros que lleguéis a dibujar polígonos, todos aprenderéis la técnica pero al final cada uno, no aprenderá más que polígonos.
Si yo espero de vosotros que seáis capaces de discernir cual es vuestra figura preferida, aprendáis a dibujarla, borrarla y modificarla, recrearla, arrugarla y estirarla, me encuentro con un sinfín de figuras con las que puedo montar una historia.
Con esto solo quiero contaros, que algunas veces olvidamos los de la tarima, que estáis aquí para pensar y olvidáis los de las bancas, que estáis preparados de sobra para hacerlo.
Si a fecha de hoy alguno no sabe todavía lo que espero de mis alumnos/as, mi despacho está lleno de escuadras y cartabones, semicírculos, compás, gomas y lápices de colores para que cada uno elija lo que está a su alcance y construya su propia figura de la vida cotidiana.
Vuestro es el merito y la responsabilidad. Mía la intención de guiar el ejercicio de vuestras libertades y fomentar vuestro espíritu crítico y ganas de saber más.

5 de diciembre de 2009

Contra la violencia de género....

Desde el día en que inauguré mi Blog, a merced de la asignatura Intervención Educativa, me he tomado este instrumento exclusivamente como una vía de información. Aunque todo lo que cuelgo dice mucho de mi, no hay ni una sola entrada en la que Almudena, la persona que soy, haya manifestado abiertamente su opinión sobre algo. Pero no porque no la tenga, tampoco por exceso de celo, sino más bien motivada por el hecho de mostrarme siempre prudente y respetuosa. Más a la escucha que al habla. Más atenta que con prisas.

Hoy llevo todo el día ojeando obras maestras. Mis alumnos/as construyen cada día su poquito a poco de una asignatura que a veces nos muestra la realidad en su vertiente más dura. Esta semana, la violencia de género ha despertado mi ánimo y mis alumnos/as me han empujado a mostrar mis opiniones tal y como son.

Tras un comentario y otro, una entrada tras otra, he revisado, visto y contemplado a cientos de personas de diferente raza, cultura o religión. Pensamientos que convergen, que divergen en ideas tan enfrentadas... Opiniones y posturas, hombres y mujeres de farandula, política, educación o cultura. En fin, seres humanos que gritan de la misma forma no a la violencia de género.

Existen en internet canciones, vídeos, carteles, comentarios. Tanto hay y de tantos tipos, que no puedo más que preguntarme...

¿Qué más hace falta? ¿Cuantos más debemos gritar NO para que deje de ser SÍ?

A fecha de enero de 2009, contando desde el 2001 y según datos estadísticos del instituto andaluz de la mujer, 98 mujeres murieron en Andalucía a manos de sus parejas.

Miro a mi alrededor y solo veo rechazo, opiniones manifiestas y voces altas y claras. ¿Que hace falta entonces para que esto termine?

3 de diciembre de 2009

ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 14 de Junio de 2009

PATENTE DE CORSO
Universitarios de género y génera

Desde Viriato hasta hoy, en España nunca faltaron delatores y chivatos. Es nuestra especialidad. La Inquisición se nutrió durante siglos de gentuza que le daba a la mojarra, berreándose de vecinos, amigos y familiares. Cada represión estatal o local, cada guerra civil sin distinción de bandos ni ideologías, llenó a sus anchas cementerios y fosas comunes con el viejo sistema de apuntar con el dedo antes de hacerlo con la pistola. De sugerir en voz baja. A diferencia de los anglosajones, los nórdicos y los de ahí arriba de toda la vida, que suelen o solían denunciar al prójimo con el pretexto de que la sociedad debe defenderse y los buenos ciudadanos colaboran con la autoridad de turno, sea la que sea, los españoles pringamos en otro esquema. Lo del bien del Estado nos suena a guasa marinera, entre otras cosas porque el Estado fue siempre más enemigo que otra cosa. Y lo sigue siendo. Cuando aquí alguien delata no es por civismo, sino por congraciarse con quien manda, o puede mandar. Por miedo y vileza. Sin olvidar, claro, el ajuste de cuentas. Reventar al prójimo es el otro gran motivo. La segunda causa por la que un español denuncia al vecino –a menudo, la principal– es porque lo envidia o le estorba. Porque tiene una mujer que se parece a Carla Bruni, un coche grande, un marido guapo y simpático, un trabajo lucrativo, una casa bonita. Porque tiene éxito, o porque no lo tiene. Porque no piensa igual que él. Porque prefiere el café solo al café cortado. O el poleo. Porque vive y respira. Porque existe.

En tan ejemplar contexto, calculen lo que puede dar de sí el proyecto de un título de grado que gestione la Ley de Igualdad, según acaba de ser propuesto por una universidad madrileña: carrera universitaria de cuatro años, a tope, con su camisita y su canesú, «para formar profesionales que vigilen el cumplimiento de la ley de Igualdad». Aparte el extraño efecto de oír decir a una madre, toda orgullosa: «Mi Paquito estudia para inspector de Igualdad», sobre aficiones y gustos no vamos a pelearnos. En absoluto. Allá quien proponga las carreras que considere oportunas, y quien decida estudiarlas. Confieso, sin embargo, que el parrafillo ese de «profesionales que vigilen el cumplimiento de la ley» me inquieta. Suena demasiado a eufemismo de comisario político. A sicario de un régimen o una idea. Y más en relación con la Ley de Igualdad, que junto a muchas cosas oportunas y necesarias contiene también, de fondo y forma, ciertos puntos de vista discriminatorios, injustificados y discutibles.

En lo primero que pensé al enterarme de la noticia fue que si a la frase que entrecomillo líneas arriba le añadiéramos las palabras «de inmersión lingüística», tendríamos el perfil de esos siniestros funcionarios que ahora van por los patios de ciertos colegios vigilando que los niños no usen en el recreo otra lengua que la obligatoria, del mismo modo que hace cincuenta años –mande quien mande, siempre hay esbirros disponibles para trabajos sucios– procuraban imponer la lengua oficial del momento. Y si lo que añadiéramos fuese la palabra «islámica», tendríamos como resultado «profesionales que vigilen el cumplimiento de la ley islámica». O sea, una mutawa, como creo recordar la llaman en algún lugar del mundo musulmán. Me refiero, como saben, a la policía religiosa que va por las calles vigilando que las señoras lleven bien puesto el velo, que no fumen por la calle, que no conduzcan, y que las adúlteras y los homosexuales sean exquisitamente lapidados según los cánones del asunto. En versión española igualitaria, esos «profesionales que vigilen» vigilarán, supongo, que todo discurra según la ortodoxia del momento. Que todos digamos miembros y miembras bajo pena de multa o cárcel, que cualquier analfabeto con cartera ministerial pueda imponer su última ocurrencia por encima de la gramática, el diccionario y el uso de la calle, y que la farfolla políticamente correcta, la tontuna que violenta el sentido común e insulta la inteligencia, la sandia confusión entre desigualdad social y desigualdad biológica que tiene a tanto idiota de ambos sexos –que no géneros, rediós– con la chorra hecha un lío, nos atornille a todos entre el oportunismo, la incultura, la estupidez y el disparate.

Imaginen el panorama. La política de igualdad española en manos de agentes e inspectores titulados, universitarios a la medida, cortados por el patrón de ese diputado imbécil que hace unos días propuso obligar en los colegios, manu educatoris, a los niños a saltar a la comba y a las niñas a jugar al fútbol. En sintonía con la ignorancia insolente, contumaz, de la ministra Bibiana Aído y su gallinero de tontas de la pepitilla, feminatas desaforadas que tan triste favor hacen a la lucha por los verdaderos derechos de la mujer. Convirtiendo reformas razonables, necesarias, en un lamentable número del Bombero Torero. Para troncharse, oigan. Si no fuera tan triste. Y tan grave.